Conocida como la Capital Nacional del Arroz, la localidad tiene en este cereal centrada su historia y desarrollo, ya que ha integrado toda la cadena de su producción, desde el cultivo en su paisaje de suaves declives y arroyos, hasta la exportación desde sus zonas agroindustriales.
La distribución urbana de San Salvador la hace peculiarmente atractiva, con grandes bulevares parquizados y avenidas que la dividen en sectores bien definidos. Entre ellos el B° Ferrocarril, el fundacional, dónde se encuentran los edificios históricos de mayor importancia como Villa Aurora, residencia de la familia fundadora, la Capilla El Salvador, la Estación de Trenes con su museo, y la Antigua Iglesia Evangélica Congregacional. Y por otro lado, el B° Residencial, con grandes chalets y mansiones de arquitectura ecléctica y moderna, donde se ubica la Sala de Juegos de la ciudad.
También se destacan la iglesia Santa Teresita del Niño Jesús y la muy bien conservada sinagoga Torá Moshé. La presencia de la Kehilá de San Salvador, Asociación Israelita Unificada Baron Hirsch, desarrollando actividades sociales, culturales y religiosas, la hacen parte de la experiencia “Una estrella, miles de historias”. Se mantienen su cementerio urbano y el de Colonia López, los monumentos conmemorativos a la Shoá y “Plazoleta de la Paz” con un olivo traído de Jerusalén, y es una comunidad con historias vivas que vale la pena escuchar y disfrutar.
Como reflejo de la actividad productiva que la identifica, se pueden visitar el Museo del Arroz, la Cooperativa Arrocera, o participar de la Fiesta Nacional del Arroz. Muy cerca de San Salvador, se ubican el monumento a la Batalla de Arroyo Grande, la estancia y la reserva natural del mismo nombre, o conocida como paraje Magariños, todos atractivos con relevancia histórica nacional, relatos y rincones para explorar y descubrir.